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domingo, 29 de junio de 2008

Propuesta integral de paz

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HACIA LA CONSTRUCCIÓN DE UNA PROPUESTA INTEGRAL, INCLUYENTE Y SOSTENIBLE DE PAZ PARA LA CORDILLERA NARIÑENSE



I. PRESENTACIÓN.


“En efecto, - comienza diciendo monseñor Guzmán Campos en el primer capitulo de La Violencia en Colombia - la nación carece de la noción exacta de lo que fue la violencia, ni la ha sopesado en toda su brutalidad aberrante, ni tiene indicios de su efecto disolvente sobre las estructuras, ni de su etiología, ni de su incidencia en la dinámica social, ni de su significado como fenómeno y mucho menos de su trascendencia en la psicología del conglomerado campesino; ni de las tensiones que creó, ni de la crisis moral que presupone (...)”...


Ha pasado un año ya desde que comenzamos las labores de la Escuela Subregional de Justicia Comunitaria de la Cordillera, y si de algo estamos más convencidos hoy que nunca, es de la urgencia de una propuesta de paz incluyente, integral y sostenible para la región. La violencia que hoy azota a las comunidades de la cordillera, ha acabado con las vidas de muchas personas, ha generado gran cantidad de desplazamientos forzados, ha roto los vínculos comunitarios y organizativos a causa del terror, ha profundizado las dinámicas de clientelismo y sectarismo que caracterizan a las dinámicas políticas de la región y de la mano con todo esto, trajo consigo la pobreza y la miseria para quienes aquí viven.


No contamos aun con información suficiente para sopesar los impactos que aquí la violencia ha tenido y continua teniendo y quizá nunca la tengamos, pero lo que por lo pronto sabemos es ya un grito de alarma. En los últimos cuatro meses ha habido por lo menos dos masacres y más de veinte asesinatos selectivos en la cordillera. Están amenazadas más de treinta personas y no existe aun noción de cuantas se han ido y cuantas están por irse en busca de lugares mas tranquilos para vivir, pero en El Palmar por ejemplo, la gente señala que después de la masacre del 29 de diciembre la mitad del pueblo lo ha abandonado y que si el ejercito, como dijo en Diciembre, se iba este mes, el resto del pueblo también se irá.


Pero el conflicto y la violencia armadas no son los únicos obstáculos para la paz en la región, aquí el problema atraviesa todas las esferas de la vida social. Las diferentes formas de violencia han permeado de manera profunda los contextos sociales, económicos, políticos, culturales y ambientales de la cordillera y por lo tanto, su superación implica necesariamente, un esfuerzo permanente y sistemático por comprender integralmente sus causas y dinámicas.


II. UNA APROXIMACION A LOS CONTEXTOS Y LA CONFLICTIVIDAD DE LA CORDILLERA.

Esta ha sido una de las principales tareas de la ESJC durante sus primeros meses. Nos dedicamos a preguntarle a la gente (mas de 240 personas entre Policarpa, Cumbitara, El Peñol, El Rosario, Leiva y Andes Sotomayor) cuales son los principales conflictos de su comunidad, cuales son las condiciones que los generan y como los han tratado. Les preguntamos por su historia y sus contextos y por la manera en que ellos se relacionan con sus conflictos. A partir de ahí, construimos lo que denominamos mapas locales de conflictos, una herramienta que nos ha permitido comenzar a construir e implementar propuestas para la transformación de las condiciones de violencia que vive la región, como la Minga Cultural por la Vida, los Diálogos Regionales de Paz y la Mesa por la Cordillera.


De esta forma, en medio de las Sesiones Locales y los Encuentros Regionales de la ESJC, hemos construido un panorama de la manera en que los habitantes de la Cordillera comprenden e interpretan su conflictividad. Prácticamente en todos los municipios, los conflictos que se mencionan son los mismos, en algunos casos en distintos ordenes de prioridad pero en general, podemos afirmar que las problemáticas que aquí obstaculizan las posibilidades de una paz sostenible e integral, son de carácter regional. Hemos querido presentar aquí una síntesis de aquellos conflictos que los integrantes de la ESJC han clasificado como estratégicos o prioritarios, para facilitar una aproximación a los contextos de las comunidades de la cordillera desde sus propias perspectivas, saberes y vivencias.


  • Los primeros conflictos que generalmente se mencionan cuando hemos preguntado, son aquellos que giran en torno al cultivo, el comercio y la erradicación de la coca. La violencia que con ella se desató y se sigue viviendo en la región; los efectos de pobreza generados por una erradicación sin alternativas reales de substitución de fuentes de supervivencia; la deforestación y la extinción de importantes fuentes de agua; y el resquebrajamiento de los vínculos comunitarios y organizativos, pues como alguien nos decía, “con la plata de la coca uno no necesitaba de nadie, lo que necesitaba lo compraba”. El cultivo de la hoja de coca cambio la vida de las comunidades de la cordillera, incluso, en el nivel cultural. Ahora hay campesinos que no saben vivir como campesinos, sus padres y abuelos no vieron la necesidad de enseñarles como hacerlo, pues con los cultivos ilícitos se vivía mas que bien.

  • El conflicto armado, es otro de los primeros en mencionarse. La gente es conciente que la cordillera es un lugar estratégico militar, económica y ambientalmente y que por eso, aquí hacen presencia todos los grupos armados legales e ilegales. Están las Águilas Negras, la Nueva Generación, los Rastrojos, las FARC, el ELN, el ejército, la policía y pequeños ejércitos de algunos narcotraficantes. Todos estos grupos mantienen una pugna constante por el control del territorio, pero en palabras de algún integrante de la ESJC, “hasta el momento ninguno pareciera luchar por la gente”.

  • La falta de agua es un conflicto paradójico, pues del Macizo sale el agua para más del 60% de la población colombiana. Es también un conflicto común a todos los municipios en que venimos realizando nuestros procesos pedagógicos, a excepción de El Palmar, donde las fuentes aun se conservan en buen estado. En la mayoría de los municipios, no existe agua tratada para tomar ni para regar los cultivos.

  • Los problemas económicos generados por la falta de oportunidades laborales, sumadas a las dificultades de comercialización de los cultivos de uso licito por el estado de las vías. Además, aunque muchas de las zonas son aptas para diferentes tipos de cultivos, la distancia en la que se encuentran ubicados los municipios y el fenómeno del monocultivo, dificultan aun mas las condiciones económicas de la región.

  • Los problemas de acceso a la salud y educación, atribuidos principalmente al abandono estatal y la corrupción, llegan a límites completamente inhumanos. Es el caso del corregimiento El Alto Peñol, donde hace mas de cinco meses no va el medico ni se presta el servicio en el centro de salud.

  • La politiquería, el clientelismo, el sectarismo y la corrupción, atribuidos a la falta de unión y solidaridad, y a la perdida de los principios y valores, son también en gran medida, un efecto del resquebrajamiento de los vínculos comunitarios y organizativos generados condiciones de violencia que atraviesa la región.

  • El alcoholismo y la drogadicción, resultantes de la falta de oportunidades para la realización personal, las falta de dialogo entre las familias y de espacios para el uso del tiempo libre, agravan la situación que hoy viven estas comunidades. Adicionalmente la interiorización de prácticas culturales propias del narcotráfico, donde el alcohol y la prostitución se convierten en un factor de “entretenimiento” ha favorecido a que este conflicto se acentué.

  • Los conflictos intrafamiliares y en general, los conflictos entre jóvenes y adultos que también son, para los integrantes de la ESJC, resultantes de los rompimientos culturales, la crisis económica y el rompimiento de los vínculos comunitarios generados por la violencia en la región.


III. NUESTRA COMPRENSIÓN DE LA PAZ.

La paz, incluso su significado, es algo que se construye en conjunto, pero un principio mínimo del que nosotros partimos, es que para alcanzarla es necesaria la superación de las distintas formas de violencia, que para efectos de su interpretación y análisis, podemos clasificar en tres tipos. La violencia directa, ejercida por medio de la fuerza física, característica en este caso del conflicto armado que vive la región y que se materializa entre otras en asesinatos, masacres y desplazamientos. La violencia estructural, resultante de la desigualdad y la exclusión en las esferas culturales, económicas, políticas, y ambientales de la vida social; y la violencia simbólica o cultural, nacida del desconocimiento de las identidades y particularidades de quienes compartimos este territorio y hacemos parte de esta sociedad.


Desde esta perspectiva, hablar de paz no solo implica pensar en el silencio de las armas sino además, en la presencia de la justicia y de aquellas condiciones necesarias para tratar de manera no violenta nuestros conflictos y garantizar el pleno ejercicio de nuestros derechos y deberes en condiciones de vida digna.


En este sentido, hemos construido una propuesta para la construcción integral de una paz incluyente, integral y sostenible para la cordillera que cuenta con cuatro líneas de trabajo:


  • Formación en justicia comunitaria y tratamiento no violento de los conflictos. Encaminada a fortalecer las capacidades de las y los líderes comunitarios y organizaciones sociales de la región, para comprender integralmente sus conflictos vinculándolos con sus contextos sociales, económicos, políticos, culturales y ambientales, con su historia y con su cultura. Una propuesta educativa basada en el fortalecimiento de los vínculos comunitarios y organizativos que hacen posible la transformación de las realidades locales y regionales, para la superación de las condiciones generadoras de las diferentes formas de violencia que hoy caracterizan a la región.

  • Construcción de conocimiento propio, que fortalezca las capacidades de las comunidades para comprender integralmente sus conflictos y construir alternativas para su transformación que correspondan con sus propios contextos y acumulados sociales, económicos, políticos, ambientales y culturales.

  • Organización y redes sociales, para la construcción, la promoción, el impulso y el acompañamiento a las propuestas de paz que en medio de este proceso construyamos para la región. Las organizaciones y redes que en este caso se consoliden, serán el sustento de las acciones que estén dirigidas a la construcción de paz.

  • Incidencia, para la generación de las condiciones necesarias para la viabilidad y sostenibilidad de las propuestas de paz nacidas en el seno de este proceso, materializadas en compromisos locales, regionales, departamentales y nacionales, que las promuevan y acompañen. Los riesgos en que se encuentran hoy en día las comunidades de la cordillera a raíz del recrudecimiento del conflicto armado en la región, definen desde ya algunos objetivos y metas a los que esta línea de trabajo tendrá que responder de manera urgente. Nos referimos especialmente a la necesidad de generar procesos de acompañamiento humanitario permanente a estas comunidades para prevenir nuevos ataques en contra suya.


IV. ESTRATEGIAS Y ACCIONES.

Nuestra propuesta en términos generales, comienza por identificar y articular a aquellos actores interesados en la construcción e implementación de una propuesta de paz sostenible para la región, prepararnos para construirla, generar los espacios de debate y reflexión conjunta necesarios para darle forma, diseñar y emprender estrategias para ponerla en marcha, propiciar estrategias de acompañamiento que propendan por garantizar las condiciones que hagan viable y sostenible la propuesta, y hacerle un seguimiento y sistematización permanente que nos permita readecuarla oportuna y eficazmente a las exigencias del contexto y replicar, en la medida en que sea posible y con las adecuaciones necesarias, las experiencias exitosas en otros lugares de la región y el país.


Con el fin de operativizar y viabilizar esta propuesta, hemos traducido estas líneas de trabajo en las siguientes estrategias y acciones:


  • Construcción participativa de una estrategia pedagógica para la formación en justicia comunitaria y tratamiento no violento de los conflictos, para las comunidades de la cordillera. Una propuesta que desde la recuperación y puesta en dialogo de los saberes propios, fortalezca las capacidades de las comunidades para reconocer y comprender integralmente sus conflictos, vinculándolos con sus contextos, su historia y sus propios acumulados culturales.

  • Procesos de Investigación Acción Participativa a nivel local y regional, en torno a los conflictos, sus causas y dinámicas, que propicien el fortalecimiento de las capacidades de las comunidades para comprenderlos integralmente y así, construir alternativas de transformación que correspondan con la complejidad de las condiciones que los generan. En un ejercicio de recuperación de la memoria histórica en el Peñol por ejemplo, nació la propuesta de recuperar las mingas como forma de tratamiento de algunos conflictos de la comunidad. Una propuesta que ayudó a dar forma a otras iniciativas nacidas en el seno de la escuela, como las mingas por la familia en Cumbitara, las mingas culturales en Policarpa y las Mingas Culturales por la Vida, a nivel regional. La investigación y en este caso, la construcción de conocimiento propio al permitirnos comprender los la historia, los conflictos y la cultura de manera integral, nos permite construir estrategias de construcción de paz coherentes con los intereses, necesidades y acumulados propios de cada comunidad.

  • Acciones locales de tratamiento no violento de los conflictos. En medio de los procesos de análisis y comprensión las causas, contextos y dinámicas de los conflictos, se han venido construyendo y poniendo en marcha desde la ESJC una serie de propuestas locales de tratamiento pacifico de los conflictos, que se constituyen en pequeños laboratorios locales para la construcción y articulación de estrategias y procesos regionales de construcción de paz. Además, estas acciones alimentan constantemente a los procesos pedagógicos de la escuela, con nuevas reflexiones y preguntas nacidas de las propias realidades de cada comunidad.

  • Procesos de seguimiento y sistematización permanente. Que nos permitan adecuar los procesos a los cambios y exigencias de los contextos locales, regionales y nacionales y replicar las experiencias aquí acumuladas en otros sectores de la región y el país. En este sentido será un proceso que contribuirá al intercambio de saberes.


  • Conformación de Núcleos Locales y Regionales para la construcción, promoción, el impulso y puesta en marcha de propuestas de paz sostenible y tratamiento no violento de los conflictos. En este campo, hemos avanzado en la consolidación de siete núcleos, en los municipios de Policarpa, Cumbitara, El Peñol, El Rosario, Leiva, Andes Sotomayor y Taminango, conformados por entre dos y siete lideres comunitarios que se articulan en un núcleo regional, del que hoy hacen parte más de cuarenta y cinco personas. Estos núcleos locales, son los encargados de jalonar las propuestas surgidas en las sesiones locales de la escuela, de las que participan mensualmente entre 40 y 60 personas por municipio, mientras que el Núcleo Regional, analiza constantemente las situaciones que se presentan a nivel local y regional, recogen las percepciones y contribuyen a la construcción conjunta de estrategias de trabajo que respondan a las dinámicas de la Cordillera.

  • Realización de Diálogos Regionales de Paz, en los que además de encontrarnos y articularnos para analizar y visibilizar la crisis humanitaria que atraviesa la cordillera, lo hagamos para construir, implementar y acompañar propuestas conjuntas de paz para la región.

  • Realización de Mingas Culturales por la Vida, concebidas como escenarios de movilización y articulación regional para la visibilización de las problemáticas y conflictos de la región, el acompañamiento humanitario a las comunidades en riesgo, la recuperación de la memoria histórica, la cultura y las formas propias de tratamiento de los conflictos para la superación de las condiciones estructurales de violencia que azotan a la cordillera.

  • Conformación de una mesa interinstitucional por la Cordillera, conformada por actores locales, regionales, nacionales e internacionales, que realice un ejercicio de interlocución y gestión permanente para la visibilización de la crisis, el acompañamiento humanitario y el fortalecimiento a los procesos de construcción de paz en la región.

  • Declaración del territorio especial de paz. Como la materialización de acuerdos, normatividades y políticas publicas que propicien y garanticen el respeto a los Derechos Humanos, el acompañamiento nacional e internacional permanente, la protección del medio ambiente, la soberanía alimentaria y la construcción e implementación de modelos propios de desarrollo autosostenible.

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